Los límites en la adolescencia

Nota publicada en el diario Perfil el 26 de junio de 2024

Autor: Espacio Colibrí

En la travesía de establecer límites durante la adolescencia, es importante comprender quién es ese otro con el que estamos dialogando. Un adolescente ya no es un niño, pero tampoco es un adulto y las necesidades y desafíos de esta etapa son únicos. Hoy queremos presentarte tres ideas fundamentales que pueden aportarte nuevos recursos para establecer límites en la adolescencia.

¡Cuidado, cerebro en construcción!

Muchas veces, como adultos nos frustramos porque los adolescentes no responden como esperamos o tomamos sus conductas de forma personal. Perdemos de vista algo muy importante: que el cerebro, durante la adolescencia, sigue desarrollándose. La corteza prefrontal, que está encargada de funciones importantísimas como regular las emociones, la agresividad, buscar soluciones, razonar y empatizar, entre otras, sigue en plena construcción. ¡Algunos dicen que puede demorar hasta los 25 años!

¿Por qué es tan importante conocer esto sobre el cerebro adolescente? Porque de esta manera tendremos más presente que muchos de sus estallidos, malas contestaciones o decisiones tienen que ver con este cerebro que todavía está en desarrollo y que no pudo cumplir su función adecuadamente. ¿Cuántas veces los escuchamos decir “Me gustaría responder bien pero no puedo”? Si miramos esto, la frustración y el juicio pueden dar paso a la empatía y a la paciencia para no sumar más “leña al fuego” y acompañar de un modo más adecuado.

El sentido de los límites

Los límites tienen un propósito fundamental en la adolescencia. Por un lado, es una etapa donde aparece el deseo de experimentar cosas nuevas atravesado por una impulsividad difícil de controlar. La función esencial del límite, entonces, es proteger la vida propia y la de los demás. La adolescencia tiene las tasas más altas en accidentes que podrían ser evitables. Esto es un reflejo muy claro de los riesgos a los que están expuestos y de la importancia de la presencia de los adultos.

Por otro lado, conectar con el sentido fundamental de los límites puede ser una ayuda para discernir cómo y cuándo hacer uso de nuestra autoridad. Teniendo en cuenta que no es una energía ilimitada, podemos correr el riesgo de gastar nuestra autoridad en cuestiones que no son importantes, descuidando las que sí lo son. Por ejemplo, entrar en discusiones por las actividades extracurriculares o el modo de vestirse y no sentarnos a hablar y buscar acuerdos acerca de situaciones que los exponen a mayores riesgos como las salidas nocturnas, el consumo de alcohol o el uso del celular.

Modo Copiloto

A diferencia de los primeros años de vida, el adolescente necesita empezar a practicar lo que es la vida adulta y para esto es fundamental ocupar el asiento del copiloto. ¿Qué es esto? Es un modo de estar que permite que ellos tomen el volante de sus propias vidas a la vez que ofrecemos nuestro apoyo, sobre todo en los casos de emergencia. El modo copiloto es un “soltar dosificado”, en el sentido de que se otorga mayor libertad a los adolescentes manteniéndonos disponibles para cuando lo necesiten. Por ejemplo, si un hijo pide empezar a ir solo al colegio, se puede acordar acompañarlo los primeros días y después dar un paso al costado y que empiece a ir solo.

Por otro lado, los límites, además de tener una función protectora, buscan sembrar habilidades y valores para la vida. Usando el ejemplo anterior, darle el permiso a un hijo para que vaya solo al colegio es transmitirle la confianza de que está listo para eso. Además, con este acuerdo se fomenta el desarrollo la responsabilidad, el autocuidado y la gestión del tiempo para llegar en horario, habilidades fundamentales para la vida adulta.

En resumen, la tarea de establecer límites en la adolescencia es un desafío continuo que requiere comprensión, paciencia y una visión clara de nuestro rol como adultos. Recordar que su cerebro está en pleno desarrollo nos ayuda a no tomar sus comportamientos como algo personal, sino como parte de un proceso natural. Entender el verdadero sentido de los límites permite enfocarnos en lo que realmente importa, protegiéndolos y guiándolos en aspectos cruciales de su vida. Adoptar el modo copiloto nos ofrece un equilibrio entre la supervisión y la libertad necesaria para que puedan practicar y aprender lo que significa ser adultos responsables.

Cada límite y cada acuerdo que logremos establecer son oportunidades para sembrar valores y habilidades que serán fundamentales en la vida. Al final del día, nuestro objetivo es acompañarlos en su crecimiento, brindándoles el apoyo necesario para que se conviertan en personas seguras de sí mismas, capaces de enfrentar el mundo con confianza y determinación.

Para más información acerca de orientación familiar y recursos para adultos, escribinos a info@espaciocolibri.com.

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